El sistema se localiza alrededor de la Peña de Otal o Arañonera, en el sector oriental de la Sierra de Tendeñera, al O del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y, mayoritariamente, dentro del término municipal de Torla.
El acceso al sistema se realiza por tres sectores diferentes: Soaso, Año y Turbón.
En la vertiente oriental del pico de Otal, sector de Turbón, se halla la sima T-1 (Grallera del Turbón).
Decidimos hacer
una gran travesía y elegimos el sistema de Arañonera en el valle de Bujaruelo,
situado en un paraje inigualable en pleno pirineo aragonés. Como en otras
ocasiones buscamos información en la pagina del club VIANA, donde obtenemos una
detallada topografía y una muy buena descripción del acceso y la travesía.
Nuestro agradecimiento por las facilidades que ponen a nuestra disposición para
el disfrute del mundo subterráneo.
Las características
de este gran sistema le dan el título de la joya espeleológica en España. Es la
travesía con mayor desnivel entre bocas sin paso de sifones, lo que la pone al
alcance de casi todos los aficionados a este deporte. Sus 1338 metros de diferencia
de altura entre bocas y el recorrido de 9885 metros desde C-7 a Santa Elena la
convierten en la numero uno de España y segundo del mundo con esas
características. Solo superada en recorrido por la red del silencio en
Cantabria. La travesía T-1 es de gran dureza, ya que con una temperatura de 4º
a 6º grados y un desnivel de -556 metros pondrán a prueba nuestra resistencia y
pericia en todo tipo de situaciones que se dan durante el recorrido. Llegamos
al camping de Bujaruelo que esta situado entre la surgencia de Santa Elena y la
senda de subida a la Grallera del Turbon, lo que lo convierte en el campo base
ideal para esta actividad. Salimos del camping y pronto vemos la pradera y una
piedra al lado de la pista con la indicación de la senda de ascensión a nuestro
objetivo. La subida es de un fuerte y constante desnivel y casi en línea recta,
solo aliviada por la sombra de un frondoso bosque que pronto dejamos atrás al
salir al arroyo del Turbon, que cruzamos siguiendo los puntos rojos que indican
el camino. Otra vez remontando una fuerte pendiente y a pleno sol seguimos por
la pradera muy cargados con nuestras sacas, cuando una corriente de aire frio
nos avisa de la cercanía de las dos bocas de T-1. Una vez localizada sin
problema la entrada por el chorro de aire frio que expulsa el sistema, después
de un pequeño descanso nos equipamos para empezar nuestra aventura. Se inicia
el descenso por la menor de las dos bocas, un cable nos deja en la vertical del
primer pozo donde nos castiga la corriente gélida durante su descenso. La rampa
cubierta de nieve da paso a una peligrosa rampa de piedras sueltas, por lo que
hay que extremar las precauciones. Un pasamanos nos deja en la cabecera del P15
que descendemos hasta la altura de la ventana del pozo paralelo y nuestros
compañeros de un tirón nos dejan en la repisa evitando el pasamanos. Es una
manera de ganar tiempo ya que la corriente de aire frio es constante y la
repisa nos obliga a estar inmóviles, pasando un mal rato mientras descienden y
recuperan cuerdas los compañeros. Vemos dos pasamanos descendentes que usamos
para llegar a la cabecera volada del P35 donde ya notamos con alivio que
disminuye el gélido viento. Empezamos el
descenso de la gran rampa entre roca y un gran nevero que además ha sepultado
las cuerdas fijas de la instalación, seguimos bajando ahora entre piedras
sueltas con la máxima atención en los compañeros de abajo. Esperamos inmóviles
en la cabecera del P30 que Luis Enrique la instale y pronto nos vemos en un
impresionante volado descendiendo a la magnífica sala de la bifurcación. La
sala de grandes dimensiones es el enlace con A-31 otra gran travesía del
sistema. Después del volado descendemos por la rampa donde esperamos a los
compañeros admirando su descenso de esta grandiosa sima. Nosotros tenemos que
seguir por la rampa descendente de la izquierda, claramente balizada con
reflectantes. Tras un P9 y caminando sobre tierra compactada pronto llegamos al
vivac donde parece que se está desobstruyendo un paso, y vemos notas de animo a
los exploradores incluso de años atrás. No podemos más que sentir admiración
por todos ellos y el gran trabajo que están haciendo para que los demás lo
disfrutemos con seguridad. Encontramos un gran pozo que bordeamos siguiendo un
lomo de roca por un pasamanos que nos deja en un P29. Empieza algo estrecho,
pero se agranda enseguida nada mas pasar un desviador y quedamos en una salita
amplia frente al primer meandro. Entramos en los siempre sinuosos e incomodos
meandros y a los pocos metros vemos la estrecha cabecera de un P9 que nos deja
sobre otro meandro desfondado, este mas largo que el anterior y ligeramente
ascendente nos hace penar un rato.
Esta sima da muy pocos descansos y el
esfuerzo físico es continuo, superamos el meandro en oposición ayudados por el
pasamanos y llegamos al P30 pozo de “Chema”. Nos descolgamos por un paso muy
angosto pero que se transforma en un espectacular y amplio pozo con buen goteo
en la pared izquierda. Paramos a comer algo ya que la sala es amplia y lo
permite, ya vemos delante nuestro el largo pasamanos ascendente por el que
tenemos que proseguir. El tiempo corre y en estas largas travesías no puedes
parar mucho rato, vamos ascendiendo el meandro desfondado y en el punto mas
alto dejamos las cuerdas y empezamos a bajar al fondo del meandro descendiendo
algunos pequeños pozos. Llegamos a una zona más estrecha donde tras un giro a
la derecha nos asomamos al espectacular pozo de noventa metros. Un pasamanos
nos deja en la cabecera donde montamos nuestra cuerda y usamos dos cuerdas de
guía para llegar a la plataforma de roca en el lado contrario para así evitar
el sifón del P90. El descenso de este grandioso pozo es impresionante, tanto
por sus dimensiones como por su gran profundidad. En la plataforma, otro
pasamanos nos lleva al inicio del P50 que tras varios fraccionamientos por fin
tocamos suelo en la cueva de Santa Elena, donde empieza el cauce activo que
seguiremos a partir de ahora. En esta sala de buenas dimensiones, sacamos los
hornillos y comemos de caliente, lo necesitamos todos. Estamos impresionados de
la grandiosidad y dimensiones de la cavidad y todavía nos queda un buen tramo
que recorrer. Nos ponemos los neoprenos y empezamos a adentrarnos en el cauce
activo, vamos andando por el agua superando derrumbes tanto por arriba como
entre los grandes bloques. Son de gran ayuda las señales reflectantes y alguna
flecha indicadora, pero siempre buscando el rio lo antes posible. Encontramos
algunas cuerdas fijas que no están en la topo y nos permiten superar tanto
subidas como bajadas que vamos encontrando durante el recorrido. Caminamos
entre grandes bloques resbaladizos y en algún tramo de aguas algo mas profundas
vemos pasamanos que ayudan a superarlos. Escuchamos un estruendo de agua que
pensamos es la confluencia con la vía mojada, pero al acercarnos vemos una
bonita cascada de agua que se desploma sobra el rio y una cuerda junto a ella.
Alguien ha escalado o descendido por la gran pared y sigue la exploración de la
cavidad.
Nos descubrimos ante ellos por el gran esfuerzo y trabajo desplegado
en todo el sistema. Deseándoles grandes descubrimientos futuros seguimos
nuestro camino rio abajo. Al poco, esta vez sí escuchamos la ruidosa confluencia
que encontramos estupendamente equipada con puentes tibetanos. Esto y varios
pasamanos nos permiten pasar sin mojarnos varios tramos de aguas más profundas.
Seguimos el curso acuático por bloques resbaladizos, más pasamanos y mojándonos
a ratos. El cansancio va haciendo acto de presencia, pero ya vamos llegando al
final del recorrido. Cuando llegamos a una pared totalmente concrecionada a
nuestra izquierda con pequeños gours en el suelo, unos metros mas adelante
vemos las cuerdas que nos sacaran del cauce activo que se pierde entre grandes
bloques camino de la surgencia. Decidimos comer algo y reponer fuerzas allí
mismo, ya que cuando subamos a la galería de arriba el aire helado nos volverá
a castigar hasta la salida de la cavidad. Superado este último obstáculo
vertical, nos adentramos en una galería de buenas dimensiones pero que pronto
nos obliga a agacharnos y a gatear a ratos. Pasamos el gran charco con una
manguera que evacua agua constantemente y mojándonos por última vez bordeamos
la ventana que da acceso de nuevo al curso activo. A partir de aquí, el techo
baja y nos obliga a gatear y reptar siempre con un viento helado dándonos en la
cara. Arrastrando nuestros pesados petates seguimos avanzando por la galería,
superamos una estrechez ascendente entre el rugido del viento helado cuando de
pronto, nos vemos fuera de Santa Elena. Nos invade una extraña sensación por el
brusco final de nuestra aventura, unido a una gran alegría por terminar agotados,
pero sin incidentes, esta estupenda travesía con estos magníficos compañeros.
Pero todavía no se termina, hay que descender totalmente de noche desde la boca
a la pista de Bujaruelo y llegar al camping. Empezamos a bajar entre el bosque
por una senda fácil de seguir hasta llegar al cauce de la surgencia. Allí vemos
varias marcas reflectantes en los arboles que nos pasan al lado derecho del
arroyo. Vamos siguiendo una clara senda que nos lleva a unas cadenas que
pasamos y nos volvemos a meter en el tupido bosque. Siguiendo los reflectantes
que sin perdida posible marcan el camino, vamos serpenteando por la senda hasta
llegar por fin a la pista de Bujaruelo. Seguimos otro interminable tramo de
pista para llegar por fin, al camping. Ahora totalmente agotados pero muy
contentos, si podemos decir que terminamos la travesía T-1 Santa Elena.
PEDRO HERRERO
GARCIA.
ÁLBUM FOTOS
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